viernes, 26 de febrero de 2021

El pensamiento positivo crea opciones de acción

 

 El optimista y la lluvia

"Quería salir a pasear como hago cada tarde; es mi gran momento del día porque desconecto de la presión del trabajo y recargo mis pilas... pero está lloviendo. Esperaré a que amaine, seguro que no va a durar mucho y podré disfrutar de mi querido paseo."

El optimista cree que las cosas irán bien, que irán a mejor, que finalmente alcanzará su objetivo, que será feliz, etc. El optimismo es ciertamente atractivo y -a veces- hasta podría ser considerado una droga ya que genera una gran adicción a quien la consume, tiene un coste de producción muy bajo, se difunde rápido y es atractiva y placentera

Sin embargo, el optimismo tiene una parte negativa y puede generar devastadoras consecuencias por lo que podría considerarse una droga muy peligrosa: el optimismo eleva las expectativ@s del individuo, proyecta ante sus ojos un futuro luminoso y le hace creer, además, que las cosas buenas pasarán por arte de birlibirloque así que sólo le resta esperar.

La decisión activa de la persona que piensa en positivo

La persona que piensa en positivo no espera nada: lo crea. Su forma de ver el mundo le hace valorar pros y contras, riesgos y certezas, y desde esa información toma decisiones: en ocasiones no hace nada porque nada de lo que hiciera generaría el resultado deseado; en otras ocasiones decide actuar en una dirección u otra usando los recursos que considera adecuados y teniendo en cuenta con qué probabilidad puede alcanzar lo que desea.


En el lluvioso ejemplo anterior una persona positiva probablemente diría lo siguiente:

"Quería salir a pasear como hago cada tarde; es mi gran momento del día porque desconecto de la presión del trabajo y recargo mis pilas... pero está lloviendo. Si para mi es tan importante mi paseo me pondré un impermeable y saldré a pasear aún a riesgo de mojarme un poco."

Sin duda se trata de otra manera de ver lo que sucede, ¿verdad?... y, si has leído algunos de mis anteriores posts, te habrás dado cuenta sabes que ésta es la frase que yo diría habitualmente.

Una última opción

En este post falta algo ya que no hemos hablado de los pesimistas.

Como en el caso de los optimistas, este tipo de personas hacen predicciones sobre el futuro el cual -en base a sus experiencias pasadas o simplemente debido a sus filtros de pensamiento- han decidido que será malo, peor o incluso terrible y que, además, no podrán hacer nada para cambiarlo. Imaginemos qué diria un pesimista en la misma situación del inicio del post:

"Quería salir a pasear como hago cada tarde... pero está lloviendo y seguirá lloviendo y si salgo me mojaré y me resfriaré y me tendré que quedar en casa y esto será un desastre, etc."

El pesimismo nos hace pequeños, nos debilita y sobre todo nos impide generar opciones de acción.

Conclusión

1. El optimista vive de la expectativa esperanzada y ilusionante y espera que pase lo que desea

2. El pesimista vive con el peso de la expectativa negra y no hace nada porque nada podrá cambiar nada

3. La persona con pensamiento positivo no espera que pase nada: acepta la realidad en la que vive, acepta lo que no puede controlar y lo que puede controlar, y toma decisiones para que pase lo que considera importante.

 

¿En cuál de estos perfiles te reconoces más? ¿Cómo está afectando tu perfil tu forma de decidir, el nivel de confianza que depositas en los demás o, incluso, tu forma de liderar? 


Si quieres adoptar un pensamiento positivo, abandonar el optimismo y el pesimismo infundado y tomar mejores decisiones, escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo conseguirlo.


Referencias


martes, 12 de enero de 2021

Da feedback a la manera de Sócrates


Dar feedback suele ser un reto para un manager: a algunos les da miedo proporcionarlo, otros lo dan sin pensar en sus consecuencias, algunos simplemente hablan y hablan sin escuchar,... la lista de malas prácticas al dar feedback es larga y no es mi propósito detallarlas aquí sino, más bien, presentar algunas buenas prácticas para ayudar a los managers que leen este post.

Y lo voy a hacer con la ayuda de una persona que tiene fama de sabio: Sócrates, uno de los padres de la filosofía y, a la vez, un maestro en comunicación.

Permíteme que te recuerde que una conversación de feedback es fundamentalmente un diálogo entre dos personas en la cual una (por lo general, el manager) proporciona a la otra (por lo general, un colaborador) cierta información que puede ayudarle a tomar conciencia sobre cómo está actuando cuando realiza una tarea; la finalidad última del feedback es que repita el comportamiento productivo o modifique el comportamiento improductivo.

La palabra clave de esta definición es "conversación" y las conversaciones se hacen utilizando palabras. y, por este motivo, hay que cuidar muy bien qué palabras usamos en nuestro feedback.

No todo vale en el feedback

Uno de mis mentores en mi carrera profesional me dijo hace años que "no todo vale en el feedback" y no entendí qué significaba. Mi mentor me explicó el significado de esta frase con una historia que se atribuye a Sócrates y que quiero compartir contigo. 

 

Aquí empieza...

Dicen que Sócrates descansaba bajo un árbol cuando un conocido se le acercó excitado y le dijo:

- ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo Paros?

- Espera un minuto -replicó Sócrates-, antes de decirme cualquier cosa, quisiera que pasaras un pequeño examen... el examen del “triple filtro".

- ¿El triple filtro? -replicó su interlocutor.

- Correcto -le dijo el sabio-. Antes de que me hables sobre mi amigo, te agradeceré que respondas a 3 preguntas, 3 filtros que me gustaría que tuvieras en cuenta a partir de ahora.

Tras un momento de incómodo silencio Sócrates le miró a los ojos y le dijo:

- El primero es el filtro de la VERDAD.

A continuación el sabio le tomó de la mano y le preguntó:

- ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?

- La verdad es que no -contestó el hombre-, realmente solo escuché a alguien que le decía a otra persona que..."

- Bien, entonces realmente no sabes si es cierto o no -le interrumpió Sócrates-. Permíteme entonces aplicar ahora el segundo filtro: el filtro de la BONDAD.

El sabio agarró el brazo del hombre y le preguntó:

- ¿Lo que vas a decirme sobre mi amigo es algo bueno?
 
- Desde luego que no... de hecho lo que quería decirte es que...

- Entonces -le interrumpió Sócrates-, tú deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Permíteme ahora que te hable del tercer filtro: el filtro de la UTILIDAD.

Esta vez el sabio le agarró del hombre y se lo acercó hasta que fue capaz de hablarle al oído en voz baja. Y le dijo:

- ¿Lo que vas a decirme sobre mi amigo será útil?

- No, realmente no... sólo creará perjuicios y de hecho dañará su fama.

- Bien -concluyó Sócrates-, tras aplicar los tres filtros me he dado cuenta que lo que pretendes decirme no es cierto, ni bueno e incluso no es útil y que, por tanto, no merece ser escuchado.

Esta fue la historia que me contó el mentor que mencioné anteriormente y que me ayudó a comprender el consejo que me había dado.

¿Cómo aplicar los 3 filtros de Sócrates a nuestro feedback como managers?

Durante una conversación de feedback un manager puede caer en el riesgo de hablar sobre algo que afecta a un colaborador sin tener en cuenta los tres filtros:

Filtro 1: hablar sobre algo que no sabemos si es cierto
Un manager no puede estar en todas parte en toda momento viéndolo todo y escuchándolo todo; de hecho muy a menudo tenemos contactos puntuales con nuestros equipos y les observamos en contadas ocasiones: si en esas ocasiones observo que una persona tiene un determinado comportamiento improductivo o perjudicial me resultará fácil llegar a la conclusión que se trata de un hábito, de una forma reiterativa de comportarse que debe ser erradicada... y sin embargo nada me asegura que lo que he visto sea cierto.

En nuestra mente opera el "sesgo de la generalización", un mecanismo que nos invita a convertir hechos puntuales en normas generales permitiéndonos de esta manera tomar decisiones de forma más rápida aunque -no siempre- más certeras. Recuerda el famoso refrán que dice "Por un perro que maté me llamaron mataperros" y hasta qué punto es fácil crear una reputación personal a partir de un hecho puntual.

Por eso te recomiendo que antes de dar un feedback a un colaborador te asegures que lo que le dirás es cierto y comprobable, basado en hechos y con carácter recurrente.

Filtro 2: hablar sobre algo que no es bueno
Solemos dar feedback de lo que falta, de lo que se hace mal, de aquello que debe ser corregido... y probablemente sea inevitable seguir haciéndolo; sin embargo creo que sería interesante esforzarse también por dar feedback de aquello que el colaborador hace bien y debe ser mantenido.

Una de las obsesiones de muchos managers es identificar el error que impide alcanzar el resultado esperado: es natural que se actúe así en nuestras organizaciones, orientadas a menudo al corto plazo y al resultadismo; sin embargo, otras organizaciones en las que se valora el aprendizaje los managers también observan lo bueno y lo comparten. 

Nuestra mente aplica a menudo el "sesgo de la eliminación" mediante el cual hace desaparecer cierta parte de información para facilitar la toma de decisiones. 

Por eso te recomiendo es que combines el "feedback de mejora" (también llamado "feedback negativo") y el "feedback de reconocimiento" (también llamado "feedback positivo") ya que, de esta manera, incidirás en la consecución de resultados a la vez que crearás un entorno de confianza y reconocimiento que realimentará la motivación del colaborador.


Filtro 3: hablar sobre algo que no tiene utilidad
En ocasiones nos resulta difícil contener nuestras emociones cuando observamos un comportamiento erróneo o inadecuado de un colaborador y nos levantamos airados de nuestra mesa preparados para asestarle un "golpe mortal" que le haga aprender definitivamente que aquí las cosas deben hacerse como nosotros creemos que deben hacerse. 

Esta reacción es comprensible: somos seres emocionales y nuestra mente puede quedar afectada por el "sesgo de la distorsión" un fenómeno que nos impide ver las cosas como son y puede provocarnos ira cuando las cosas no se hacen como nuestras convenciones o "nuestro" sentido común han previsto. Ante esta situación no está de más recordar que somos también seres racionales y deberíamos ser capaces de no dejarnos llevar por esas emociones.

Dar feedback atrapados en un "calentón", para demostrar quién es el que manda, o para que el colaborador se de cuenta de que "es un inútil" son, sin duda, finalidades equivocadas para esta técnica: el feedback no es un castigo, una advertencia ni una herramienta de venganza sino, al contrario, es más bien un regalo que ofrecemos al colaborador para que se dé cuenta de lo que hace y sus efectos.

Por eso, te recomiendo que antes de dar feedback te preguntes "para qué" lo vas a dar, cuál es el fin último que persigues y así reduzcas el impacto del sesgo de la distorsión.

martes, 15 de diciembre de 2020

¿Conoces los 6 beneficios que aportan los conflictos?

  

 

 

 

 

 

 

 

 

El mero hecho de pensar en la palabra "conflicto" hace que nos sintamos intranquilos, crispados, tristes, tensos... sea cual sea la emoción que nos genera esa palabra no suele tener nada que ver con la relajación, el sosiego o la alegría.

El conflicto siempre ha tenido muy mala fama... de hecho en la mitología griega se personificó en la diosa Eris (o Éride) y se la consideraba una personaje cruel que buscaba constantemente el conflicto; era hermana de Ares (el dios de la guerra) y entre sus hijos y hijas se contaban personajes tan "peculiares" como la Pena, el Olvido, el Hambre, el Dolor y el Juramento.

Su poder era devastador ya que generaba tensiones entre los humanos y los dioses llegando a provocar en una de sus intervenciones más famosas la terrible Guerra de Troya que muchos de nosotros conocemos por la versión fílmica de Wolfgang Petersen.

Pero... hablemos de conflictos más terrenales

El conflicto está presente hoy en día en todas partes y se origina con mucha facilidad: sólo hace falta que pongamos dos hinchas de dos equipos diferentes a observar un partido de fútbol y no tardarán mucho a empezar a discutirse.

- ¡Madre mía, qué patadón le ha dado!... ¡Es un asesino!

- ¿Qué dices?... ¡si no le ha tocado!

- ¿Que no le ha tocado?... ¡le ha ido a la yugular!

- No te enteras de nada... La gente como vosotros dais pena...

- ¿Que yo doy pena...?

 ... Y a continuación llega el puñetazo.

El conflicto a menudo pone al descubierto la peor versión de todos nosotros -o, al menos, de la mayor parte de la población mundial- ya que surge cuando se producen 2 circunstancias:

  1. sentimos que ciertos elementos que para nosotros son importantes -como los objetos, las ideas, los valores o nuestra identidad- están en peligro
  2. nuestra percepción de la realidad choca de alguna manera con la de los demás

No hace falta que esos elementos estén realmente en peligro... sólo hace falta que "percibamos que están en peligro" y este es el motivo por el que la inteligencia emocional juega un papel primordial: las personas con un bajo nivel de inteligencia emocional, en especial una baja autoconciencia emocional y una baja autoregulación emocional, tienden a tener percepciones de la realidad más sesgadas que los que presentan niveles altos; lo cual les aboca al secuestro emocional y al desfogue físico o verbal incontrolados.

Obviamente, la culpa es de las emociones...


Ésta es sin duda la conclusión a la que llegamos sin reflexionar demasiado; a continuación resulta fácil concluir que, si las emociones surgen cuando sentimos que algo nos amenaza, deberíamos eliminar las emociones y de esta forma eliminaríamos el conflicto.

En 2002 se estrenó una película que precisamente proponía esta tesis: Equilibrium, dirigida por Kurt Wimmer y protagonizada por Christian Bale. No quiero hacer ni una crítica de la película ni un spoiler pero sí debo comentar que la película no se sostiene a partir de los 30 minutos ya que, inevitablemente, los personajes acaban sintiendo emociones porque, de lo contrario, no pasaría nada interesante en la película.

La verdad es que las emociones no son culpables de los conflictos -de hecho las emociones no son culpables de nada de nada- y no deben ser eliminadas: las emociones son las reacciones que los individuos experimentan a los cambios del entorno, algo que es inevitable. 

Las emociones, además, son necesarias para tomar decisiones ante esos cambios: cada una de ellas nos abre ciertas posibilidades de acción como por ejemplo pedir ayuda ante un reto superior a nuestras capaciades, activarnos para el ataque o la defensa, promover el recogimiento ante la pérdida o generar comunidad compartiendo alegría.

Las referencias sobre la importancia de las emociones para vivir en sociedad son múltiples y, para no extenderme, sólo citaré la historia de Phineas Cage y las dificultades que experimentó para mantener relaciones sociales equilibradas tras sufrir un terrible accidente que afectó las áreas del cerebro encargadas de gestionar las emociones.

Las emociones son imprescindibles... y no son el problema

Efectivamente las emociones son imprescindibles y los conflictos son inherentes al ser humano: de hecho, son inherentes a la existencia y a la vida ya que surgen de la relación entre los seres -humanos o no- y su entorno.

No hay ningún motivo para asociar el conflicto por sí mismo con el mal y el dolor; en el mundo de la empresa, por ejemplo, Patrick Lencioni menciona en su famoso libro "The Five Dysfunctions of a Team" la necesidad de generar "conflicto creativo" como mecanismo para superar la segunda disfunción de los equipos, "el miedo al conflicto".

Más allá del ámbito organizativo, varios escritores y filósofos han reflexionado sobre la naturaleza, riesgos y conveniencia del conflicto y no pocos hacen referencia al mismo de una forma parecida. Valga como ejemplo la famosa cita del escritor chino Lin Yutang:

Vivimos en un mundo diverso con personas diversas que tienen visiones diferentes sobre el mismo mundo y, con el ritmo creciente de población mundial, estas diferencias cada vez serán más y más grandes. Por este motivo el esfuerzo no debe centrarse en evitar el conflicto sino en mirarlo de frente y gestionarlo adecuadamente.   

En conclusión: el conflicto no es malo... lo que es malo es la mala gestión del conflicto. 

¿Qué beneficios puede aportar el conflicto cuando se gestiona adecuadamente?

Si somos capaces de observar al otro no como un "enemigo" sino como "el otro", si estamos dispuestos a negociar para encontrar soluciones que beneficien a ambas partes y si nos proponemos aceptar que otras visiones pueden ser legítimas, estaremos algo más cerca de la gestión efectiva del conflicto y de obtener beneficios asociados a nivel individual, colectivo y orgaizativo.

A continuación os presento los 6 beneficios principales del conflicto bien gestionado:

  1. Un conflicto fomenta la consideración de nuevas ideas y enfoques y conduce a la gestión efectiva de la innovación y del cambio
  2. Un conflicto evidencia la existencia de un problema que debe ser resuelto: sin conflicto no percibiríamos los problemas con los que están asociados y nos mantendríamos en la zona de confort, estáticos, dejando que las cosas pasaran
  3. Un conflicto libera energía individual o grupal que es imprescindible para generar soluciones creativas a los problemas a los que nos enfrentamos
  4. Un conflicto permite el contraste de visiones ante un problema o un hecho y, por tanto, la elección o el diseño de una solución que tiene en cuenta más puntos de vista, de más calidad y de mayor impacto
  5. Un conflicto permite que nos entrenemos en la regulación de nuestras propias emociones y en la identificación de las emociones de los demás; de esta manera perfeccionamos nuestras habilidades sociales y generamos grupos más cohesionados
  6. Un conflicto estimula la curiosidad, el interés y la búsqueda de información ya que nos obligan a considerar otros puntos de vista y preguntarnos sobre los motivos de los comportamientos de otras personas
Ver "el lado bueno" de los conflictos no es fácil; de hecho, requiere mucho coraje y esfuerzo, y una buena dosis de humanidad, algo que se da por hecho pero que a menudo brilla por su ausencia.

Conclusión

  • Vivir evitando conflictos es como vivir con los ojos vendados en una isla situada sobre una zona sísmica: sólo es cuestión de tiempo que llegue el gran terremoto y, cuando lo haga, sólo quedarán ruinas y escombros
  • Mirar el conflicto de frente, comprender su naturaleza, aceptar su existencia y, además, valorar los beneficios que nos puede afrontar cuando lo gestionamos adecuadamente, significa haberse quitado la venda en la isla que mencionábamos y prepararnos para algo inevitable y, muy a menudo, necesario para generar nuevas alternativas. 
  • La mentalidad con la que nos acercamos al conflicto y nuestras habilidades para la gestión de las emociones propias y de otras personas son piezas fundamentales para mirar el conflicto como una oportunidad y no como una amenaza.
Si quieres saber más sobre cómo gestionar conflictos de forma positiva en tu entorno profesional o personal escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo conseguirlo.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Guía para knowmads en un nuevo entorno empresarial


 
John Moravec, investigador sobre el futuro del trabajo y la educación, creó en 2011 el concepto knowmad para referirse a un nuevo perfil profesional cuyo valor añadido es el conocimiento y que es capaz de responder a los retos de la nueva economía y sociedad de la información.
 
La tecnología está cada vez más presente en nuestro día a día y algunas tareas parecen imposibles sin la ayuda de herramientas digitales; sin embargo el factor diferencial no es la tecnología que se aplica sino la persona que la utiliza y cuál es su mindset al hacerlo.
 

Eres knowmad si tienes la actitud

Ser knowmad no depende de la edad, de tu fecha de nacimiento o de tu nivel de estudios: ser knowmad es una actitud vital, es una forma de ver la vida y de relacionarte con la información y la productividad.
 
Un nuevo entorno -en estos momentos debido al COVID pero que, sin duda, en el futuro estará provocado por otros agentes- requiere un nuevo tipo de trabajador y empresario y es conveniente preguntarnos qué características debe tener. En mi opinión, la respuesta se encuentra en el perfil de una persona knowmad, un neologismo que combina las palabras know (saber, conocer) y nomad (nómada).
 
Las personas knowmads saben trabajar en entornos líquidos, son creativas, resuelven nuevos problemas, utilizan las redes para encontrar respuestas a sus retos y para crear lazos de cooperación, son adaptables y flexibles... ¿quién no querría tener un knowmad en su vida?
 
En la siguiente infografía encontrarás las 15 características que debe tener una persona knowmad y así podrás hacer un checking inicial para saber si respondes a este perfil.
 

¿Están preparadas las empresas para los knowmads?

 
No todas, por desgracia; muchas empresas siguen actuando desde modelos de gestión del siglo XX o incluso del XIX basados en la presencialidad, el control y la supervisión, el poder y el foco exclusivo en el resultados económico. Este tipo de empresas se orientan exclusivamente a la generación de riqueza económica y olvidan que las empresas son personas que trabajan de forma coordinada en entornos cambiantes en los que la capacidad de adaptación es fundamental.
 
En nuestro reciente libro "Total Value Management" defendemos la necesidad de crear "empresas totales" que sean capaces de crear valor económico (resultados) y valor relacional (climas organizativos positivos) y que tengan una alta capacidad de adaptación. Me encantaría contarte más de este modelo creado por la Red de Consultores Totales de la que formo parte pero eso nos desviaría del asunto de este post así que te invito a consultarlo aquí.

Me gustaría destacar que las empresas que quieran contar con knowmads en sus equipos deben hacer un esfuerzo por ser más flexibles en mentalidad y en su forma de trabajar, por estar más orientadas al cliente y deben invertir en comunicación interna para que la información fluya y pueda ser utilizada por quién la necesidad.
 
Las empresas que apuestan por los knowmads fomentan el liderazgo participativo porque entienden que el trabajo en equipo aporta mayores resultados, integra la diversidad y permite que nos adaptemos más rápidamente y mejor a un entorno cambiante.
 

¿Quieres ser una empresa atrayente para las personas "knowmads"?

 
En SUCCESS MIND estamos preparados para ayudarte en este cambio y lo hacemos con 3 herramientas fundamentales: 
  • el programa CLICK para despertarnos a una nueva realidad organizativa
  • el programa JUMP para implantar los cambios que nos lleven a esta nueva realidad organizativa
  • el programa REINFORCE para consolidar los cambios en tu organización

 

 Si quieres saber más escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo hacerlo


lunes, 8 de junio de 2020

No es lo mismo. ¿Complejo, difícil o complicado?

 


El "lindo gatito" de la imagen no se lo ha planteado nunca pero probablemente tú te hayas hecho la pregunta que te propongo a continuación; es una pregunta que les planteo a las personas que participan en mis sesiones sobre comunicación y liderazgo y me gustaría saber cómo la contestas.

Aquí va la pregunta:

 ¿comunicar con otras personas, resolver conflictos o dar feedback a tu manager es complejo, difícil o complicado?

Quizás pienses que las 3 respuestas son correctas; quizás hayas escogido sólo una de ellas, o tal vez estés dudando... Sea como sea permíteme que te haga otra pregunta:  

¿sabes qué diferencias hay entre cada una de esas palabras?

Entender el significado de las palabras es fundamental en una conversación de coaching ya que es a través de las palabras que damos significado a las cosas que nos rodean y a la forma en la que las interpretamos... así que vamos a intentar aclarar su significado.

¿Qué es "complejo"?

Decimos que algo es complejo cuando está compuesto por varias partes o elementos interrelacionados; etimológicamente proviene del latín "complectus" y significa "dos o más elementos trenzados o enlazados entre sí".

Veamos un ejemplo; si imaginamos un cocinero o una cocinera preparándose para cocinar una paella nos daremos cuenta que para realizar esa tarea necesita un cuchillo corto para pelar las hortalizas del sofrito, uno largo para cortarlas en juliana, un rallador, así como medidores para el caldo o el arroz, o especias diversas entre otros objetos. No sólo se trata de la cantidad de objetos sino, además, del proceso a seguir ya que cada paso realizado tiene efectos en el resultado y un error en el orden de ejecución podría provocar un pequeño desastre. En cambio, abrir una bolsa de patatas fritas es mucho menos complejo... ¿estás de acuerdo?

Sucede lo mismo cuando nuestr@s managers nos encomiendan organizar un congreso para 100 personas: deberemos encontrar y alquilar un local, enviar las invitaciones, contactar con los ponentes, diseñar el catering y preparar una campaña de comunicación.

Lo contrario de una cosa compleja es una cosa simple.


¿Qué es "difícil"?

Decimos que algo es difícil porque debemos invertir mucho esfuerzo para aprenderlo o realizarlo: el esfuerzo será grande cuando no disponemos previamente de los recursos necesarios para acometer con éxito la tarea encomendada; proviene del latín "difficilis" y significa "algo que no se puede hacer".

Veamos un ejemplo; si imaginamos una niña o un niño de 4 años que debe resolver una ecuación de segundo grado por primera vez nos daremos cuenta que la tarea le resultará difícil ya que carece de ciertos conceptos matemáticos imprescindibles para resolverla y además no tiene experiencia resolviéndola. El desgaste es mayúsculo ya que el reto está por encima de sus posibilidades.

Sucede lo mismo cuando nos encomiendan realizar una presentación pública sobre un tema que desconocemos suficientemente, cuando no tenemos el tiempo necesario para llevarla a cabo o cuando nos autovaloramos como unos ponentes de muy baja calidad.

Lo contrario de una cosa difícil es una cosa fácil.

¿Qué es "complicado"?

Decimos que algo es complicado porque es complejo y difícil a la vez, es decir, porque está integrado por tareas, procesos y elementos diferentes y, además, no disponemos de los recursos necesarios para gestionarlo o bien nos implica un alto desgaste si lo llevamos a cabo
; proviene del latín "complicatus" y significa "algo que tiene muchos pliegues o dobleces".

Veamos un ejemplo; si debemos cocinar la paella que hemos mencionado anteriormente y no conocemos cómo se hace, no tenemos ninguna receta, para seguir, no conocemos cómo cada paso afecta al resultado, no disponemos de las herramientas o productos necesarios y además nos hemos levantado de muy mal humor y solemos perder los nervios en situaciones que no controlamos... lo más probable es que digamos que "hacer una paella es complicado".

Sucede lo mismo cuando debemos realizar una tarea integrada por múltiples subtareas, en un entorno de alta presión, con muy poco tiempo para realizarlo y además sin experiencia previa: cuánta más complejidad y más dificultad más sufrimiento, desgaste y riesgo de no alcanzar los resultados previstos.

¿Recuerdas la pregunta que te plantée al principio? Muchos coachees suelen decir que comunicar con otras personas es complicado, que resolver conflictos es complicado o que darle feedback a su manager es complicado... y probablemente tienen razón ya que son procesos complejos (con muchos elementos entrelazados) y difíciles (por encima de nuestras capacidades o con una alta demanda de recursos).

Lo contrario de una cosa complicada es una cosa sencilla

 

¿Quieres mejorar tu capacidad de gestionar lo complejo, lo difícil o lo complicado?
 
En  SUCCESS MIND nos enfrentamos a menudo con estos 3 tipos de retos y ayudamos a las empresas y a los profesionales de 3 maneras:

  1. Identificando los elementos que componen una situación o reto complejo y identificando cómo se relacionan entre sí dichos elementos
  2. Proporcionando conocimientos para superar la dificultad inherente al reto y experimentando con los recursos imprescindibles para ganar destreza y mayor seguridad
  3. Ofreciendo nuevas perspectivas para observar los retos, para reconocer que estamos preparados para superarlos y para acercanos a ellos con mayor seguridad y confianza en nosotros mismos
Si quieres saber más sobre el contenido de este post escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo resolver retos complejos, retos difíciles y -incluso- los retos complicados que se te presenten.

lunes, 18 de mayo de 2020

El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional






Siddhārtha Gautama era el nombre auténtico de Buda, el yogui, asceta y filósofo que desarrolló durante el siglo VI antes de Cristo las bases de lo que hoy llamamos budismo; su modelo de vida se fundamenta en la aceptación del sufrimiento y se difundió inicialmente en el noroeste del subcontinente indio.

“El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional”

Esta famosa frase de Buda resume gran parte de su filosofía y se construye sobre la idea que podemos escoger si queremos vivir en el sufrimiento... algo que para algunas personas resulta casi una provocación.

Porque lo cierto es que en el Planeta Tierra hay muchas mujeres, hombres y niños que sufren y -si les preguntáramos- la mayor parte de ellos (por no decir todos) nos dirían que no desean tener esta experiencia. La clave no está en si nos gusta a no sufrir... la clave está en cómo observo el sufrimiento cuando estoy en él.

Sufrir significa "llevar una carga"

La palabra "sufrir" proviene del verbo “sufferre” y, a su vez, “ferre” quiere decir algo así como "llevar o soportar una carga".

Por mi trabajo entro en contacto con muchas personas cada semana y en mis sesiones de formación o de coaching a veces se acercan algun@s de l@s participantes y me comentan que les encantaría ser como yo; me dicen: "irradias tanta alegría y paz, eres tan optimista... parece que no tengas problemas". A veces pienso que para alguna personas soy una taza de Mr. Wonderful... y eso me ataca los nervios :-)





Al principio intentaba explicarles que se equivocaban, que mi vida no había sido fácil... bueno lo cierto es que no conozco a nadie que diga que su vida haya sido fácil... pero la mía tampoco lo ha sido... ya me entendéis...

Les contaba que perdí a mis padres siendo muy joven, que de adolescente tartamudeaba y que era tremendamente tímido e inseguro, y que varias experiencias de mi vida -que no hace falta contar- aquí habían estado cargadas de dolor.

Pero contarlo no servía para nada... al fin y al cabo ell@s habían tomado la decisión que yo era feliz porque en el rato que estábamos juntos demostraba felicidad. Y eso me hizo pensar sobre qué hacía que esa paradoja fuera posible y un día, mientras me formaba como coach, lo descubrí: "había decidido sufrir lo imprescindible".

¿"Dolor" y "Sufrimiento" es lo mismo?

Esas experiencias que viví en mi juventud me generaron dolor... perder a tus padres mientras aún estudias en la Universidad es -como podéis imaginar- algo muy doloroso pero ante ese dolor puedes optar por instalarte en él o puedes transitar por él. Y yo opté por esa segunda opción.

Esa misma actitud vital la trasladé a situaciones menos dramáticas: problemas en el trabajo, problemas en mi entorno de amigos, cambios que afectaban mi día a día y que podía gestionar de dos manera: instalándome en el dolor que provocaban o transitando por el dolor.

Entre mis amig@s me resulta fácil identificar a un pequeño grupo que prefieren la primera opción... y lo cierto es que le deben encontrar algo interesante porque, por mucho que lo hablemos, se han quedado allí durante los últimos años: son personas que no se responsabilizan de lo que les pasa, que prefieren el papel de víctimas y que se muestran resentidas con la vida y con los demás. Suelen preguntarse "¿Por qué me ha tenido que pasar esto a mí?" y afirman sin rubor que han tenido mala suerte y que no es justo lo que les pasa. 

"Dolor" y "Sufrimiento" no es lo mismo


Definamos primero el dolor:
  • el dolor es genuino, natural, legítimo y necesario para vivir y seguir aprendiendo
  • el dolor está ligado a la vida y nos puede llegar en cualquier momento... al enamorarnos (y al experimentar el desamor propio y del otro), al tener hijos (o al no tenerlos), al elegir una forma de vivir determinada (o al perderla), al hacer amistades (o al discutirnos con ellas), etc.: en todas estas ocasiones somos candidatos a experimentar dolor
  • el dolor se relaciona con la pérdida de lo que tenemos, con un duelo, y puede ser una sensación de corta duración
  • la intensidad del dolor es proporcional a la pérdida: a mayor pérdida mayor dolor, y suele estar acompañada de emociones como la tristeza o la rabia que nos impulsan, respectivamente, al recogimiento o a la destrucción
  • el dolor es una experiencia




Veamos ahora qué es el sufrimiento:
  • el sufrimiento es mental y prescindible y puede llegar a limitarnos en la toma de decisiones y en nuestra interacción con los demás condicionando nuestra forma de sentir y comunicar 
  • el sufrimiento es una elección y se fundamenta no en aquello que nos sucede sino en la forma en la que vivimos lo que nos sucede; por eso las personas resilientes se recuperan antes de las desgracias que experimentan: sufren el mismo dolor que los demás cuando pierden un hijo o una hija pero aceptan el dolor y reducen el tiempo en el que experimentan el sufrimiento asociado a su vivencia
  • el sufrimiento puede tener una duración breve pero también se puede alargar en el tiempo: es como la humedad que, cuando se mete dentro, ya no te la sacas por mucha ropa que te pongas
  • su intensidad no depende de lo que ha pasado... depende de mi forma de interpretar lo que me ha pasado
  • el sufrimiento se rodea de emociones como las que hemos comentado pero también de pensamientos, a menudo cíclicos, autoinculpadores y victimistas que minan nuestra autoestima y, en general, nuestro autoconcepto
  • el sufrimiento es una forma de relacionarte con el mundo que te rodea
      

Si sufrir es una elección... ¿por qué algunas personas viven sufriendo?

Sin duda debe haber algun motivo, algo que -tras la primera lectura- permita explicar por qué ellos se instalan allí y por qué a mí no me parece una opción interesante... y creo que las respuestas se encuentran en algunos de los siguientes puntos conectados con nuestro ego:
  • Al sufrir se abre la opción de la queja y de decir, por ejemplo, "¿Por qué a mí?"
  • Al sufrir niego el dolor y me creo más poderoso
  • Al sufrir no me responsabilizo de resolver mi dolor
  • Al sufrir creo la posibilidad de esperar que aparezca una persona que sea mi “salvador” y que me saque de mi sufrimiento
  • Al sufrir puedo adoptar al papel de víctima y manipular a mi entorno a mi antojo
  • Al sufrir puedo atraer al “público” para llamar la atención y sentirme querido
  • Al sufrir me permito quedarme donde estoy y tal como estoy (que es mal, por supuesto) pero que desde mi punto de vista es mejor que un futuro incierto
Estos podrían ser algunos de los “beneficios” que obtenemos de sufrir: algunas personas se quedan en el víctimismo y en el resentimiento en lugar de responsabilizarse de lo que les está pasando. Es una posición vital que puede llegar a ser manipuladora ya que con ella tratamos de obtener algún provecho sin preocuparnos el daño que podamos hacer a los que nos rodean e incluso, en ocasiones, nos hace pensar erróneamente que nos tenemos derechos o privilegios especiales porque "a sufridores no nos gana nadie". 

"Sufrir es una elección"

Al menos lo es para mi: yo he decidido sufrir lo imprescindible.

Y para ser sincero no sé muy cuánto es "lo imprescindible"... pero que sé que es menos que el sufrimiento de Tántalo, ese personaje mitológico que no podía beber del agua que le rodeaba ni comer de las frutas que colgaban sobre su cabeza.

No querría que pensaras que rehuyo el sufrimiento; de hecho no creo que sea bueno rechazarlo porque en ese caso estaría ocultando algo que, de hecho, puede ayudarme a construir una personalidad más resiliente, algo que en un entorno VUCA puede ser altamente provechoso.

Te puedo asegurar que lo que pasa a mi alrededor me genera dolor en muchas ocasiones y, ante esas situaciones, acepto que el dolor que experimento es inevitable; sin embargo, el sufrimiento que yo me genero al percibir ese dolor es mi elección y -en la medida de lo posible- he decidido estar en él el tiempo imprescindible para aprender de lo que está sucediendo y tomar mejores decisiones.


Una propuesta

Si quieres compañarme en este viaje de responsabilidad y descubrimiento envía un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo hacerlo




Para saber más:

  • Biografía de Buda   
  • "What Is Suffering?", post de Sam Littlefair que recoge diferentes artículos relacionados con la relación que mantenemos con los cambios y los diferentes niveles del sufrimiento y sus consecuencias (https://www.lionsroar.com, 2020.04.30) 
  • Para comprender mejor las diferencias entre dolor y sufrimiento te invito a visitar el siguiente video de Borja Vilaseca
  • Y si quieres alegrarte el día te invito a escuchar  Salomé con su "Vivo Cantando" de 1969... una declaración vital como pocas